El gozo del Señor es mi fortaleza


¿Qué te preocupa hoy?

Hoy en día es muy común ver las noticias tanto en prensa como en televisión, y nos encontraremos con noticias llenas de desesperanza, creando en la mayoría de nosotros estrés o sensaciones desagradables en nuestro organismo. Leemos o vemos acerca de la economía, la inflación, el desempleo, los terremotos o inundaciones, o los famosos virus, además de la inseguridad que se vive en las calles. Todos esos factores causan perdida de gozo en nuestra vida y eso sin contar lo que vivimos cada día en nuestras relaciones o nuestro matrimonio. Muchas personas, muchos matrimonios están viviendo sin gozo, los que ellos experimentan en sus vidas es estrés y ansiedad, y algunas de ellas ya padecen enfermedades crónicas. Algunas personas han experimentado la traición, el abuso, el robo, la calumnia, el rechazo y piensan que su causa es justificada y hacen cosas que en vez de traerles gozo le trae más dolor y tristeza a su vida.

Definir gozo tiene que ver con la alegría del ánimo, el experimentar disfrute y satisfacción de la vida. El apóstol Pablo lo define como una virtud que debe estar en el carácter del cristiano. Pero el gozo no depende de las circunstancias externas, depende de mi elección y actitud ante la vida. Por ejemplo, al estar dos semanas fuera del país, el hecho de regresar a casa y ver a nuestros seres queridos es un motivo de gozo. 

Aquí tienes 3 pasos para recuperar el gozo en tu vida:

1. ¿Cuál es la causa que te hace perder el gozo? ¿Qué es lo que más te molesta de la situación que estás atravesando? A tu parecer es una pregunta obvia, pero lo más probable es que todavía no hayas identificado la raíz del problema, lo que hace que tu vida pierda gozo y energía. Es bueno descubrir qué es lo que nos hace perder ese gozo. Aquí te invito a hablar con Dios, pero no en son de queja, acércate a Él como el padre y amigo. Dile que te muestre lo que tienes que hacer en tu vida.

Recuerda el Salmo 32:8, que dice "Te haré entender y te enseñaré..."

2. Guarda tu corazón. La Biblia enseña que del corazón emana la vida. ¿Qué hay en mi corazón? ¿Qué es lo que más escucho? ¿Qué es lo que más veo? ¿Qué es lo que más pienso? Lo que yo escuche, vea o piense va a influir mucho sobre mi vida y mi actitud. Una persona que está expuesta a malas noticias es seguro que su mente, sus emociones, sus palabras y su cuerpo se verán afectados negativamente. Cuídate de lo que ves o escuchas. Sobre todo cuídate de la queja... somos muy propensos a quejarnos y eso viene desde Adán quien fue el primero que se quejó ante Dios. Cuando te quejas no asumes responsabilidad y te conviertes en víctima. Y a Dios no le gustan las quejas, tampoco puede ayudar a las personas que no asumen responsabilidad ante la vida. Cuidar el corazón es saludable para nuestra vida.

“…Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34). Si mi corazón es bueno voy a disfrutar más en la vida!


3. Sonríe a la vida. Cuando nos convertimos en adultos nos volvemos demasiado serios para nuestro propio bien, nos reímos muy poco. Se ha dicho que los niños ríen unas 400 veces al día y los adultos sólo ríen 15 veces al día. Nos hace falta ser como niños y reírnos de la vida. Un estudio de Loma Linda University en California ha descubierto que la risa cambia la química de la sangre, protege al organismo contra la enfermedad y la depresión, así como que detiene las enfermedades cardiacas. Por otro lado un estudio de la Universidad de Indiana reveló que la risa relaja los músculos tensos, reduce la producción de hormonas que causan el estrés, rebaja la presión de la sangre, y ayuda a incrementar la absorción de oxígeno en la sangre. También ayuda a quemar calorías puesto que movilizamos unos 400 músculos del cuerpo. Son increíbles los beneficios de la risa. ¿Cuándo fue la última vez que te reíste? Quizás has pasado demasiado tiempo sin reír y hoy es un buen día para volver a reír. Y para reír debes preguntarte ¿Qué me divierte? ¿Qué me hace reír? ¿Qué pone una sonrisa en mi cara? Una vez que lo identifiques pregúntate qué te falta y luego establece los pasos para alcanzar lo que estás buscando. Concéntrate en las cosas positivas de tu vida y recuperar la sonrisa y el gozo de vivir.


“El corazón alegre es buena medicina,…” (Proverbios 17:22)

“El corazón alegre hermosea el rostro;…” (Proverbios 15:13)


Recuerda: No hay mayor gozo que disfrutar la vida al máximo, la vida que Dios diseñó para ti.