Si buscas al Señor tu Dios
con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.
“Pero si
desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo
encontrarás.”
Deuteronomio
4:29-30.
Vuelve…, es el llamado de Dios a su pueblo; el Señor está pidiendo que por favor
vuelvan a él, vuelvan de sus malos caminos.
Alguien se ha ido, alguien se ha apartado, alguien está huyendo de su
presencia, alguien está desobedeciendo a su plan… y hoy el Espíritu Santo le
está diciendo… vuelve.
Dios se comporta como un padre que le pide a su hijo que se porte bien y
el hijo se porta mal, y otra vez le dice, hijito pórtate bien y el hijo se
porta mal, hasta que llega el momento en que lo tiene que disciplinar, pero aún
así, lo hace con amor. Proverbios 3
dice:
11 Hijo mío, no
desprecies la disciplina del Señor,
ni te
ofendas por sus reprensiones.
12 Porque el Señor disciplina a los que ama,
como corrige un padre a su hijo querido.
12 Porque el Señor disciplina a los que ama,
como corrige un padre a su hijo querido.
13 Dichoso el que halla sabiduría,
el que adquiere inteligencia.
14 Porque ella es de más provecho que la plata
y rinde más ganancias que el oro.
el que adquiere inteligencia.
14 Porque ella es de más provecho que la plata
y rinde más ganancias que el oro.
Cuando el ser
humano busca a Dios, sinceramente, sin tapujos ni condiciones, puede estar
seguro de que lo hallará. Nuestro Dios, no es un Dios difícil. Al
contrario es bondadoso, compasivo, misericordioso. No está listo con el
látigo a castigarte para luego abandonarte y destruirte. Está presto a
envolverte con su amor y ternura porque ante todo, Dios es amor. Su
inagotable amor rompe todos los parámetros. No existe amor más grande que
el suyo. Entrega su amor incondicional, a todo aquel que se le acerca. El
regala el verdadero amor, el que jamás se extingue. El que “todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1ª. Corintios 13.
Si has
conocido ya su amor y misericordia y te has alejado…, no dudes en volver; mira
hasta donde llega su compasión por ti: “Y al cabo del tiempo, cuando hayas
vivido en medio de todas esas angustias y dolores, volverás al Señor tu Dios y escucharás
su voz”. Deuteronomio 4:30. Su amor es inmutable, jamás cambia. Cuando
estás en desobediencia y rebelión, sufre por ti. Es imposible imaginar que
aún en medio de la indiferencia, ahí está. Se encuentra a tu lado,
buscando el momento propicio para hablarte, para mostrarte que no te ha
abandonado. Se duele tanto con el dolor tuyo como con el pecado que no te
deja volver la mirada nuevamente hacia Él. Recuerda que Dios aborrece el
pecado, pero ama al pecador. Si te vuelves hacia Él, escucharás su voz. “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados,
y limpiarnos de toda maldad.” (1ª. Juan 1:9).
“Reconoce y
considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la
tierra, y que no hay otro”. Deuteronomio 4:39.
No dejes
pasar más tiempo. ¿Cómo sabes cuándo será tu última oportunidad para
reconciliarte con Dios? No importa tu elocuencia, simplemente sé sincero. Habla
con Él:
Padre
Celestial: Reconozco que te he fallado. He sido rebelde y
desobediente. He dudado de ti. Te pido que me perdones y me limpies con la
sangre preciosa de Jesús y me permitas estar delante de tu trono sin nada de
qué avergonzarme. Amén.
HOY ES TIEMPO DE VOLVERNOS A EL, TIEMPO DE DEJAR CUALQUIER CAMINO CONTRARIO, Y REGRESAR… Y VEREMOS, SIN DUDA, LAS PROMESAS DEL SEÑOR Y SUS MARAVILLAS