SI BUSCAS A DIOS CON TODO TU CORAZÓN, LO HALLARÁS

Si buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.
“Pero si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.” 
Deuteronomio 4:29-30.

Fueron muchas las ocasiones en las que el Señor le pidió al pueblo de Israel que se volviera de sus malos caminos y se arrepintieran, ya que por su terquedad y desobediencia, habían caído y se habían alejado de él.

Vuelve…, es el llamado de Dios a su pueblo; el Señor está pidiendo que por favor vuelvan a él, vuelvan de sus malos caminos.  Alguien se ha ido, alguien se ha apartado, alguien está huyendo de su presencia, alguien está desobedeciendo a su plan… y hoy el Espíritu Santo le está diciendo… vuelve. 

Dios se comporta como un padre que le pide a su hijo que se porte bien y el hijo se porta mal, y otra vez le dice, hijito pórtate bien y el hijo se porta mal, hasta que llega el momento en que lo tiene que disciplinar, pero aún así, lo hace con amor.  Proverbios 3 dice:

11 Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor,
    ni te ofendas por sus reprensiones.
12 Porque el Señor disciplina a los que ama,

    como corrige un padre a su hijo querido.
13 Dichoso el que halla sabiduría,
    el que adquiere inteligencia.
14 Porque ella es de más provecho que la plata

    y rinde más ganancias que el oro. 

Cuando el ser humano busca a Dios, sinceramente, sin tapujos ni condiciones, puede estar seguro de que lo hallará. Nuestro Dios, no es un Dios difícil. Al contrario es bondadoso, compasivo, misericordioso. No está listo con el látigo a castigarte para luego abandonarte y destruirte. Está presto a envolverte con su amor y ternura porque ante todo, Dios es amor. Su inagotable amor rompe todos los parámetros. No existe amor más grande que el suyo. Entrega su amor incondicional, a todo aquel que se le acerca. El regala el verdadero amor, el que jamás se extingue. El que “todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” 1ª. Corintios 13.

Si has conocido ya su amor y misericordia y te has alejado…, no dudes en volver; mira hasta donde llega su compasión por ti: “Y al cabo del tiempo, cuando hayas vivido en medio de todas esas angustias y dolores, volverás al Señor tu Dios y escucharás su voz”. Deuteronomio 4:30. Su amor es inmutable, jamás cambia. Cuando estás en desobediencia y rebelión, sufre por ti. Es imposible imaginar que aún en medio de la indiferencia, ahí está. Se encuentra a tu lado, buscando el momento propicio para hablarte, para mostrarte que no te ha abandonado. Se duele tanto con el dolor tuyo como con el pecado que no te deja volver la mirada nuevamente hacia Él. Recuerda que Dios aborrece el pecado, pero ama al pecador. Si te vuelves hacia Él, escucharás su voz. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1ª. Juan 1:9).

“Reconoce y considera seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y que no hay otro”. Deuteronomio 4:39.

No dejes pasar más tiempo. ¿Cómo sabes cuándo será tu última oportunidad para reconciliarte con Dios? No importa tu elocuencia, simplemente sé sincero. Habla con Él:

Padre Celestial: Reconozco que te he fallado. He sido rebelde y desobediente. He dudado de ti. Te pido que me perdones y me limpies con la sangre preciosa de Jesús y me permitas estar delante de tu trono sin nada de qué avergonzarme. Amén.


HOY ES TIEMPO DE VOLVERNOS A EL, TIEMPO DE DEJAR CUALQUIER CAMINO CONTRARIO, Y REGRESAR… Y VEREMOS, SIN DUDA, LAS PROMESAS DEL SEÑOR Y SUS MARAVILLAS