¿CÓMO RECUPERAR LA FE, CUANDO YA LA HAS PERDIDO?
Jesús les dijo: «Por vuestra poca fe, porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza diréis a este monte: "Pásate de aquí allá", y se pasará; y nada os será imposible». Mateo 17 :2
Cuando las circunstancias por las que atravesamos parecen tomar un giro inesperado para peor, muchas veces nuestra fe se ve sacudida y, desesperados, nos preguntamos cuáles son los pasos que tenemos que dar para hacer frente a la tragedia y a las injusticias que enfrentamos. Independientemente de cuáles sean las dificultades concretas, una fe firme nos capacitará para hacer frente a todas las pruebas que puedan venir.
¿Qué hacer cuando los problemas de la vida golpean nuestra fe? Si las circunstancias son tales que nuestros planteamientos anteriores han quedado desbordados por la realidad, ¿cómo podemos recuperar nuestra confianza en Dios? He aquí tres consejos que pueden resultarte útiles.
• Adopta la firme decisión de creer que Dios es fiel y totalmente digno de confianza; siente la seguridad de que el Señor siempre cumplirá sus promesas. El desea lo mejor para tu vida. A veces, lo que pensamos que es lo mejor está en conflicto con lo que Dios piensa que es lo mejor. Sin embargo, los caminos de Dios son los únicos que nos conducen a la dicha y a la paz, pues fortalecen el carácter y siempre dan magníficos resultados.
• Elimina toda duda en cuanto a Dios. Rechaza todas las insinuaciones al respecto que el diablo suscite en tu mente. Mi tío y mi padre, cuando jóvenes, eran diáconos de la iglesia a la que asistían. Un miércoles salieron de su casa hacia el templo para hacer la limpieza y quedarse para el culto de oración y testimonios. Cuando regresaron a su casa, encontraron que los ladrones les habían robado todo. Mi tío exclamó: «No es posible que mientras adorábamos al Señor en su templo, él no haya cuidado nuestra casa». Aceptó la duda en su mente, abandonó la iglesia y finalmente murió alcohólico. Cuando decidimos no mirar nuestras circunstancias con los ojos de la duda, experimentaremos paz y tranquilidad.
• Lee la Palabra de Dios y medita en sus promesas. Fundamenta tu fe en las promesas de Dios. Eso es lo único que garantiza que tu fe no naufrague cuando ruja la tempestad.Cree hoy firmemente que Dios cumplirá todo lo que te ha prometido. Él es fiel y verdadero. Descansa en sus promesas.