¡Qué difícil es creer cuando no ves nada!
Cuando el camino es incierto y tus recursos escasean. Cuando sientes que se
agotan tus fuerzas y tu mente comienza a plantar preguntas de las que no
obtienes respuestas. Cuando a tu lado sientes la derrota y la duda carcome tu
esperanza.
¡Qué difícil cuando te dan la espalda los que
menos imaginabas! Y sientes un dolor tan fuerte en el pecho que te hace sentir
que no podrás continuar, que el corazón va a reventar. Y ves las puertas
cerradas y no encuentras ninguna ventana. Piensas, ¿dónde está Dios? ¿Qué hace
que no te ayuda? Y a tu alrededor todo está en silencio, pero en tu interior
los pensamientos e ideas no dejan de hablarte.
Pero no es fe creer cuando todo lo ves.
Porque la fe desafía al mundo natural, enfrenta a nuestras dudas y reta a
nuestros pensamientos. Porque la fe es superior a lo que sentimos, es aquello
de lo que estamos convencidos que sucederá. Porque la fe acompaña a aquellos
que no son incrédulos y les demuestra que las cosas pueden llegar a ser
posibles.
Por eso, sigue creyendo. No dejes de confiar
en Dios. Se necesita valentía para enfrentar los temores y las dudas. Para
proclamar que algo sucederá aún cuando las posibilidades parecen poco
probables. Pero Dios es experto en romper con estadísticas y en hacer las cosas
imposibles, posibles.
¡No
desmayes, sigue esforzándote! Y cuando alguien te mire con incredulidad o
intentando burlarse, no te intimides, levanta tu cabeza bien alto. Porque este
mundo pertenece a aquellos con la suficiente visión de seguir creyendo que algo
sucederá, aún cuando no ven nada.
Hebreos 11:6
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es
necesario que el que
se acerca a Dios, crea que le hay, y
que es
galardonador de los que le buscan"