No importa lo que perdiste… ¡Dios siempre tiene algo mejor para ti !

“¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?, o ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?”  Lucas 15


Hermano(a) enciende tu lámpara y empieza a buscar lo que se te perdió!!!

Cuando perdemos algo, el resto se desproporciona en nuestra vida, como que se hace un “desbarajuste” en todo lo que tenemos. Cuando pierdes por descuido… lo que tienes que hacer es BUSCARLO, tienes que BUSCAR. Esa es la manera de restaurar, de encontrar otra vez lo que perdiste. Para volverte a encontrar con ese  hijo, o ese amigo que se extravió en las cosas del mundo, lo primero que tienes que hacer, es  ir a la luz de Jesucristo… él te lo devolverá. Tienes que buscarlo con la luz prendida. Las promesas de Dios son las que encienden y alumbran tu mente para que no te rindas;  son como una lámpara a tus pies que impiden que vuelvas a tropezar sobre la misma piedra. Son como una lumbrera en tu diario caminar, que harán que te encuentres con gente que te ayudará y te bendecirá, gente bendecida y especial que te ayudarán y te indicarán cómo hallar la salida.

Tal vez perdiste tu fe porque la descuidaste…, te “dormiste” en la fe, en tu intimidad con Dios, perdiste el interés… las ganas de estar con el Señor, y hasta que no prendas la luz y empieces a “barrer”, no podrás identificar en qué momento no le creíste más a Dios, en qué momento perdiste las ganas de congregarte; o por qué la relación con tus hijos o con tus padres es tan tensa,  por qué se llevan mal, cuál fue la palabra o la situación que motivó la rencilla… qué fue lo que provocó la herida… Hasta que no encuentres el motivo, vas a seguir ansioso(a) buscando respuestas en todas partes… sin poderte recuperar.

¿Cómo te das cuenta de que lo que perdiste era de gran valor?

Dios te llevará a mirar a tu alrededor… a recordar…  a ver lo que otros tienen, lo que tú perdiste: finanzas, dones particulares, gente feliz, con una alegría especial, con mejor salud, mejores relaciones;  lo hará con la única intención de que abras tus ojos y te convenzas de que tú también lo puedes volver a tener.

La mujer dijo: “la voy a recuperar”, ella se puso de pie y dijo: “si yo tenía diez voy a volver a tener esas diez”, no se conformó con lo que le quedaba. ¡Voy a recuperar las bendiciones que Dios tiene para mí! Vamos a recuperar viajes perdidos, sueños perdidos, proyectos perdidos, etc...

Esta mujer no era teórica, era práctica. Por lo general vivimos explicando todo y no resolvemos nada. Pero hoy nos vamos a disponer a cambiar, vamos a empezar a resolver todo, paso a paso. La mujer, cuando encontró la moneda, hizo una fiesta, e invitó a sus vecinas y amigas. Quizás antes necesitaba que la ayudaran, pero ahora aprendió a resolver, poniendo a Dios primero, cualquier situación.

Señor dame el convencimiento y la fortaleza de que sí vale la pena, y si vale la pena ¡voy a ir a recuperarlo todo!


A veces perdemos cosas por injusticia, porque alguien nos estafó o nos robaron, la pregunta que nos tenemos que hacer es: “¿me conviene ir ahora a recuperarlo?” David  aprendió a consultarle a Dios. Un día vino un ejército enemigo que le robó hasta su familia; entonces David y los que estaban con él, alzaron su voz y lloraron, hasta que ya no les quedaban fuerzas para llorar. Pero entonces David decidió consultarle a Dios: “¿si voy…, los voy a vencer? él no se conformó con sus recursos o estrategias de guerra, sino que buscó el consejo de Dios, él podía decir… tengo suficientes soldados, armamentos, caballos, etc… pero a pesar de eso, le consultó a Dios y Dios le dio la victoria.


Por otro lado, hay cosas que cuando las recuperamos, nos empeoran la vida en lugar de mejorarla. Porque cuando vuelven a ti, te arruinan la vida y la pérdida postrera es peor que la primera. Por eso, siempre, pregúntale a Dios: “voy ahora o voy más adelante?” porque él sabe los tiempos más adecuados para que recuperes y hagas de tu vida lo mejor, porque él siempre está trabajando a tu favor.

¿Lo que quiero recuperar le va a aportar algo más a mi presente?

¿Voy a volver a ese trabajo que me maltrataban, por orgullo simplemente? ¿Voy a volver con esa pareja que me humillaba, cuando Dios me dio una vida mejor? ¡Lo que recupero no debe ser a cualquier precio!

“La mujer encendió la lámpara”… en todas nuestras casas, de día y de noche, usamos lámparas. Voy a llenarme de fe en las promesas de Dios, eso simbolizan las lámparas. Y también agarró la escoba; que es tu decisión, de limpiar y sacar todo lo viejo y comenzar de nuevo.


En ocasiones no prosperamos porque no tomamos decisiones firmes y radicales. Necesitamos tener la fe suficiente para lanzarnos a buscar lo que SE NOS PERDIÓ Y BUSCARLO EN LA LUZ DE CRISTO.

¿Qué cosas hiciste que te hicieron perder lo que es tuyo? ¿Qué tienes que hacer para recuperar lo que perdiste? Si empiezas a barrer la casa, y prendes la luz, lo que estaba perdido… ¡lo vas a encontrar! NO TE RESIGNES. No dejes que las pérdidas del pasado, le pongan nombre a tu mañana. No importa si lo que perdiste es mucho, Dios te lo puede devolver con creces.