Dice en Efesios 3:14-21
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con
poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente
de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea
gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de
los siglos. Amén”
¡Oh sí, el amor de Dios! El Señor está absoluta e íntimamente
familiarizado con usted. Él lo ve y quiere que sepa que no lo abandonó, ni lo
desamparó (Hebreos 13:5). Quiere que sepa que en todo momento, sobre todo en la
noche más oscura de su alma, está con usted y es el Gran Restaurador.
Escuche lo que Dios dijo a través del profeta Joel: “Y os restituiré
los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran
ejército que envié contra vosotros” (Joel 2:25). Dios ama restaurar lo que fue
devorado en nuestras vidas. Esa es Su especialidad.
Joel registra el mensaje de esperanza de Dios: “Tierra, no temas;
alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas” (v. 21). Dios habla sobre
la abundancia, haciendo énfasis en el proceso de renovación, en la lluvia
temprana y en la tardía (v.23). Volverían las cosechas y la productividad (v.
22). Las tinajas se inundarían con el vino nuevo (v. 24). Dios dice, “no solo
voy a llenar tus tinas de nuevo, ¡se van a inundar! ¡Reventarán las paredes de
tus graneros!”. Eso es lo que hace Dios. Bíblicamente, así se ve la
restauración.
Dios restaura por aumento y
multiplicación
Restaurar, en la Concordancia Strong es
la palabra hebrea Shalam (AT 7999). Significa: estar seguro (en mente, cuerpo y
propiedades), ser completado, ser amistoso, ser recíproco. Finalizar, recibir
compensación, volver a dar, hacer bien, volver a pagar, volver a hacer la paz,
hacer prosperar, recompensar, rendir, hacer restitución, restablecer, asegurar.
¡Comprendí que cuando Dios restaura, siempre trae un aumento! ¡Cuando
Dios restaura, siempre multiplica! Hay algo sobre la “naturaleza restauradora”
de Dios. En el proceso de restauración, Dios devuelve las cosas en un estado
superior al que estaban antes, las aumenta y las multiplica. ¡Siempre le gusta
agregar más! Mire a Job. Cuando Dios restauró a Job, le dio el doble (Job
42:10). Simplemente, esa es la naturaleza de Dios.
En la Biblia vemos que si alguien fuera dañado o algo le fuera robado,
Dios ordenaba que el retorno sea mayor de lo que perdió. En muy raras
ocasiones, el retorno sería “uno por uno”. ¡En casi todos los casos, el retorno
fue mayor que una bendición doble, llegando a ser cuatro o cinco veces mayor! (Éxodo
22:1, 22:4, Levítico 6:5, 22:14). ¡Y no se detuvo en ese punto! Existe un
principio relacionado con la restauración y la venganza, donde se debe devolver
“siete veces” el monto. Proverbios 6:31 dice: “Pero si es sorprendido, pagará
siete veces, entregará todo el haber de su casa”.
Hoy creo que Dios ordena esto en el espíritu. Cuando el ladrón roba,
debe devolver siete veces el monto. Como el diablo viene a matar, robar y
destruir, Dios estableció para siempre en la eternidad que debe devolverle todo
siete veces. Y Dios lo restaurará a un estado mejor que al principio, entonces
aumentará y multiplicará lo que le robaron. Así de bueno es nuestro Dios.
Escuche, necesitamos esta revelación.
Por ejemplo, cuando Dios quiere restaurarle su Unción, lo honramos haciendo una declaración como esta: “¡Quiere darme una doble porción de la Unción!”. ¡Cuando Dios lo restaure, tendrá una doble alegría, un gozo eterno, una doble porción! Él lo bendecirá con un aumento y le ordenará al ladrón que le devuelva todo siete veces.
Si su matrimonio debe ser restaurado, muévase en Fe y pida: “Mi Dios,
por favor, quiero que restaures mi matrimonio y lo quiero mejor de lo que era
antes. Quiero el doble de intimidad”. Póngase agresivo. No diga simplemente,
“ok, restaura mi matrimonio”. “¡Restaura mi matrimonio y hazlo al doble!” “¡Restaura mis finanzas y dame el doble!” “¡Restaura mi Unción y
dame el doble!” Podemos pedirle a Dios porque la naturaleza del proceso de restauración
es provocada por el Espíritu Santo. Él aumenta y multiplica.
Por ejemplo, cuando Dios sana mi cuerpo o lo restaura, no voy a ser
simplemente saludable, tendré salud Divina. Y entonces voy a ministrar sanidad
a los enfermos porque adquiero una Unción de sanidad en el proceso. ¡Esa es la
restauración!
Escuche esto: ¡cualquiera que deja casas, tierras, hermanos, hermanas o
posesiones en esta vida por causa del evangelio, Dios le restaurará cien veces
más! (Marcos 10:29-30). El Señor hace mucho más abundantemente de lo que
podemos pedir.
¡Él
hace más abundantemente de lo que podemos pensar! (Efesios 3:20). ¡Necesitamos
una visión más grande! Cuando nos paramos en Fe y creemos que Dios anhela traer
la restauración sobre nuestras vidas, verdaderamente lo honramos.